Por: Rodrigo Beltrán: Comunicador Social - Presidente Bells Medios
Recibimos el 2019 con una comunicación que no avanza para bien, unas redes sociales atestadas de contenidos al garete sin ética ni control y peor aún, sin una norma jurídica universal que blinde los atropellos y los mensajes que destruyen.
Los grandes genios creadores de Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, entre otros, están lejos de interesarse en construir e imponer un código de ética y buen manejo para frenar la avalancha de contenidos tendenciosos y muchos de ellos alineados con corrupción, incluyendo como se ha visto recientemente, hasta en campañas de carácter político con grave alcance negativo en lo social.
Hoy, también corporativamente son escasas las compañías que se preocupan por los procesos limpios y el uso de sus canales de redes sociales para cumplir una estrategia novedosa de impacto que dignifique sus Marcas, que logre crecimiento en reputación y que estimule las metas y objetivos. Aquellas que toman lo digital, no sólo sus redes, sino su plataforma integral de manera planificada y según una estrategia, pareciera se pierden en el bosque de contenidos nocivos cargados de mala intensión y donde abunda la mediocridad y el resentimiento, donde no se respeta a nadie.
Pero quiero ser positivo a pesar de este negro diagnóstico, espero que al menos los que desean liderar “no sólo en números en las redes” sino en calidad, persistan en mantener un equipo humano sólido que sea fuente de creatividad, buen uso del lenguaje, innovación en el mundo digital y contribuir así aportando un granito de arena en la educación de sus millones de usuarios.
Ahora bien, de igual manera la crisis en la comunicación de medios masivos tradicionales, no es exclusivo a la generación diaria del deterioro de sus contenidos y la escasa ética profesional que exige el oficio del periodismo sino también a factores externos, es el caso de el Diario El Nacional de Venezuela, patrimonio histórico de la prensa del vecino país y que recientemente debido a la crisis económica les fue imposible mantenerlo vivo y tomaron la alternativa de cerrar su edición impresa, tal como está ocurriendo progresivamente en los periódicos más influyentes del mundo y de manera más frecuente. Seguramente este año nuevo traerá la infortunada noticia de más cierres de impresos a nivel mundial. Algunos argumentaron que este exterminio de medios impresos obedece exclusivamente al tema del auge digital y del control ecológico y reserva de nuestros bosques, pero también sin duda a factores del desplazamiento del buen periodismo profesional, por un periodismo fácil poco recursivo, mediático e improvisado que crece como espuma en lo digital y que confunde el oficio en donde todos quieren y opinar, pues se sienten con derechos y libertades para hacerlo sin control.
Así pues, es una realidad que el 2019 nos trae una comunicación menos efectiva, donde hoy en todo el planeta, desde lo elemental y primario como el diálogo familiar cara a cara se han abofeteado, tendencia adictiva liderada por las nuevas generaciones donde se incluyen a los desabrochados millenials y es así como hasta lo más sofisticado de la planificación digital llega cargada de ruido, de interferencia en códigos improvisados por su mal uso; a esto se suma que los grandes líderes voceros de potencias como: Estados Unidos, Rusia, China o Francia entre otros, están en cruces desaforados del mal diálogo o mejor de la intolerancia entregando a la opinión mundial una visión de desesperanza y oídos sordos.
En el 2019 crecerán los avances tecnológicos digitales de la comunicación y sus nuevas posibilidades, pero decrecerá su calidad y contenido, aumentará el caos, de nada servirá andar en un vehículo último modelo si nos estamos atropellando, deshumanizando sin un auto control y sin querer construir normas, perdiendo el mirarnos a los ojos, el cara a cara fuente de comunicación primaria y de elemental sentido común universal.