LOS MALOS LÍDERES DE OPINIÓN

LOS MALOS LÍDERES DE OPINIÓN

Por: Valeria Esteban, Comunicadora Social – Periodista

Cuando a nivel de comunicaciones se habla de un líder de opinión, en el imaginario colectivo de quienes manejan el tema, se refiere a alguien que tiene la capacidad de ejercer influencia en las actitudes o conducta de otras personas. Los líderes normalmente son vistos como accesibles, agradables, con buena reputación e incluso buen ejemplo para sus admiradores que de alguna manera se identifican con ellos y ojo que no estoy hablando de influencers.

La personalidad, el carácter y el estilo de un líder de opinión, así como la velocidad con la que debe enviar el mensaje sobre el cual quiere impactar, hacen que cada uno de ellos sea muy particular en su forma de expresarse, pues son fuente de información e influyentes de masas a través de los medios de comunicación y en estos tiempos modernos de las redes sociales sobre las cuales parece no haber un “detente” serio y legal.

Lo anterior, ya que en Colombia, son varios los líderes que a sabiendas que cuentan con un gran número de seguidores, y que se convierten en agentes polémicos, se aprovechan de esto, especialmente cuando se “lanzan en ristre” a veces de manera no correcta contra otra persona, marca o institución, no hay comentarios a la altura de lo que proyectan, son irrespetuosos, mal educados parecen hacer más: “advertencias, burlas y hasta sentencias” que por demás no les corresponden, y eso es lo que los hace malos líderes de opinión, pues el daño que pueden causar, no tiene valor moral, pueda que luego de un largo pleito legal por afectación reputacional, el daño sea resarcido económicamente, pero finalmente y ante el impacto inicial “el daño está hecho”.

¿Cómo es posible que un líder de opinión, se refiera a los dirigentes de estado con palabras como: cerdo, comprado, ladrón, bobo, bruto, Hps, todos los militares son iguales, todos los policías hacen lo mismo, etc.? Es cierto que hay consenso en  que nuestros dirigentes e instituciones sean rectos, que no haya más corrupción, que si cometen errores los paguen con creces y si hay víctimas de por medio, aún más, que haya remuneración, reparación, justicia, pero también haya perdón.  Pareciera que los líderes de opinión, quisieran seguir adelante, creando polémica, solo “pisoteando y maltratando” a aquellos que se deben llevar al banquillo.

¿Cómo podemos pedir paz y menos polarización, si nuestros líderes de opinión se encargan de hacer todo lo contrario? Una cosa es denunciar y  multiplicar un mensaje que impacte en la comunidad y que cause un efecto favorable para descubrir la verdad y obligarlos enmendar, y otra cosa muy distinta es irrespetar y reproducir los malos hábitos de atacar sin ética y de manera soez, a aquellos personajes públicos que como se dice en el argot popular “la embarraron”

La pregunta es: ¿por qué los líderes de opinión, que se suponen deben manejar altura en sus mensajes y construir país, se dejan contaminar por las redes sociales y terminan polarizando, aún más? ¿No se han dado cuenta que esto los hace malos líderes de opinión y que no los merecemos?

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